Las ciudades son como los sueños, están construidas de deseos y de miedos (Italo Calvino)

 

El escritor Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires, Argentina, el 24 de Agosto de 1889 y en su honor, cada año  en esa misma fecha, se conmemora el Día del Lector.

Recorrer las geografías ligadas a la vida del escritor, más allá de la lectura de sus obras, visitar los lugares que frecuentó y en los que se supone fueron los escenarios de sus creaciones literarias es hoy, una tarea difícil en una ciudad “que predica con fervor la religión de la piqueta y el olvido” (Álvaro Abos – escritor).

La modernidad le quitó a Buenos Aires la mayoría de  los íconos que permitirían reconocer en los distintos barrios, cómo era la vida en el siglo pasado de la familia Borges y del resto de la vecindad. Son los historiadores con sus investigaciones y los fotógrafos de la época, quienes nos permiten conocer detalles e imaginar por dónde transitaba el escritor y cómo discurrían sus días, pero sigue siendo difícil cotejar materialmente hoy el fruto de esas investigaciones en la geografía urbana, por lo cual somos invitados a dar rienda suelta a la fantasía, que junto con la realidad fueron la materia prima de  las obras del escritor argentino.

Este ensayo fotográfico tiene por objeto recorrer a manera de un documental precisamente esa dualidad.

Nació en la casa de la abuela materna en Tucumán  830/840-842 entre Suipacha y Esmeralda, que en palabras del propio Borges era una casa baja de ventanas con rejas, con zaguán, varios patios, aljibe y azotea.

En Serrano 2135 (hoy Jorge Luis Borges), transcurrió su infancia, allí se mudaron en 1901 a la casa de la abuela paterna y posteriormente levantaron una vivienda de planta baja y primer piso con azotea en el número 2147, a la que regresó al volver de Europa y a partir de allí el barrio de Palermo populoso y arrabalero  comenzó a aparecer en sus obras.

El Palermo actual, es otro barrio, una explosión de color y de arte. El entramado de pasajes cortitos, las casonas  y PH de pasillos angostos vieron llegar los enormes y modernos edificios vidriados, pero quedan como testigos los añosos árboles, algunos muros horadados por el paso del tiempo, las ventanas con cortinas al crochet  y sobre todo la imaginación. En la manzana formada por las calles Guatemala, Serrano, Paraguay y Gurruchaga, Borges ubica la mítica fundación de Buenos Aires “Una manzana entera pero en mita del campo / expuesta a las auroras / y lluvias y sudestadas. La manzana pareja que persiste en mi barrio…” y luego agrega “A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y el aire

A partir de 1941 habitó el primer piso contrafrente del edificio de la calle Maipú 994, donde los turistas suelen descubrir una placa que da cuenta que allí vivió el escritor, muy cerca y girando hacia nuestra izquierda nos encontramos percibiendo el verdor de los árboles de la Plaza San Martín de la que habla en Fervor de Buenos Aires y a la que iba vacilante y regularmente acompañado debido a su ceguera. Una plaza que en opinión del poeta Baldomero Fernández Moreno “el paseante no encontrará sombra más sabia, viento más discreto y niebla tan azul” características que conserva aún con una arboleda tan alta y frondosa que parece tutearse con el cielo y que hoy permite ver, del Puerto de Buenos Aires, sólo las grúas.

Entre 1955 y 1973, fue director de la Biblioteca Nacional, que en ese momento funcionaba en la calle Méjico, en la que hoy descubrimos en sus paredes grafitis, para los que apelando otra vez a la fantasía podríamos interpretar  como mensajes póstumos y en clave, dejados por las nuevas tribus urbanas  para quien estuviera a cargo  de dicha institución.

Murió en Suiza el 14 de de Junio de 1986.

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